Bondarenkoyt es un «resolvedor» profesional del Cubo de Rubik. Es capaz de componerlo en pocos segundos moviendo las caras del cubo a una velocidad endiablada.
Pero necesitaba retos más ambiciosos y se propuso resolverlo con los ojos vendados. Para ello ha utilizado algo parecido a la técnica de Braille con la que los invidentes reconocen datos a traves del tacto.
Con un bolígrafo que imprime en 3D ha realizado un cubo en el que cada cara, en lugar de un color, lleva un patrón único.
A partir de ahí, sin mirar, también ha consiguido resolverlo. Ha llegado a conseguir un tiempo espectacular, dejándo el cronómetro por debajo de los 5 minutos.
Podría ser un buen entretenimiento para los invidentes pero, aunque estas personas tienen un sentido del tacto mucho más desarrollado, no pueden «leer» las fórmulas con los movimientos que hay que memorizar para resolverlo, lo que parece un cierto inconveniente.