«El sexo solo es sucio si se hace bien». Estando totalmente de acuerdo con Woody Allen, podemos convenir que, una vez finalizado el acto en sí, es razonable mantener un cierto nivel de higiene.
El clásico bidet no adorna a todos los lavabos y, aunque dispongamos de uno, quizá sea más práctico, rápido y original utilizar la toalla After Sex (Después del sexo), decorada con ese texto y con tres espermatozoides dicharacheros.
Nunca vi que por muy bien (ni mal) que se haga sea sucio; sí es una marranada si en vez de estar encima de la toalla, lo hagas debajo (por estar tapados puritanamente) y se te llenen los genitales de arena y el masturbatorio también.
La frase, viniendo de Allen, lo más alejado al inventor de las famosas llaves, no me extraña haya declarado tal oxímoron sabiendo de sus impotencias. Tal vez, como cineasta, sea o alcance cierto nivel genial o genuino; pero manida cuenta de sus vicios y declaraciones; prefiero la toalla que a Allen abriendo puertas.
Sucio es quién dice suciedades, o las piensa; como los puritanos/as, los impotentes/as, los incompetentes/as (ya sabemos que no lleva esa acepción) y los de los alzacuellos y fajines; qué no los aldeanos con sus bueyes; los otros, los barrigudos/as y/o de velo, además.
Para Woody, Allen.
Para llaves, la maestra.
Para mí, la toalla…
Salud:]
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