Un buen médico tiene que estar preparado para afrontar situaciones difíciles en su carrera. Por eso, durante el periodo de formación, es importante que los estudiantes experimenten sin peligro con pacientes que puedan sufrir diagnósticos erróneos sin quejarse ni denunciar a nadie.
Normalmente, este tipo de «pacientes» son de tipo cadáver o de tipo réplica articial. Y dentro de las réplicas artificiales las hay sencillas, como este simulador rectal, o avanzadas como la que hoy nos ocupa y que responde al nombre de Pediatric HAL.
Pediatric HAL es un androide infantil que escucha lo que le dicen, responde explicando lo que le pasa y tiene un cuerpo preparado para mostrar todo tipo de síntomas: expresa emociones con su carita de animatronic y sus ojillos interactivos. Se le puede auscultar el coración, pulmones e intestinos. Tomarle el pulso. Practicarle todo tipo de maniobras de reanimación y muchas más cosas de médicos. Y, por supuesto, llora.
Pero algo no es perfecto. Su presencia nos produce un desasosiego irracional. Pasar una noche de guardia, a solas con él, vigilando que sus constantes vitales se mantengan dentro de lo correcto puede ser muy poco tranquilizador. Los estudiantes aprensivos tendrán que estar preparados para repeler un posible ataque con alguna inyección de cianuro o algo similar a mano. Yo lo haría.