Un artilugio especialmente destinado para los que no hemos sido bendecidos por el Dios del Bricolaje.
Algo tan sencillo como clavar un clavo es, en nuestro caso, una operación arriesgada que tiene altísimas probabilidades de acabar con alguno de los dedos totalmente magullado tras el impacto del martillo.
Un riesgo que queda minimizado (pero no anulado) con este original Martillo con dispensador automático de clavos. Esto no quiere decir que podamos utilizarlo con tranquilidad. Hay que tener en cuenta que, en manos inexpertas, aparte de destrozar dedos, también puede acabar introduciendo brutalmente un clavo en cualquier parte del cuerpo.
Aún así, la idea es buena.
Chorradas he visto muchas, pero esta se lleva la palma y la bendición del dios Tor…pedo
Ya si no tenían suficiente con sus escopetas de repetición, ahora un martillo tartaja
La risa está garantizada, pues dónde pone el golpe no era donde deseaba clavar la punta
Uy, porque poco…
Hala, a practicar
Comments are closed.