Una clásica (y brillante) campaña de publicidad aseguraba que «un diamante es para siempre». Esto puede ser cierto en muchos casos, pero hay que tener en cuenta que los diamantes a los que se refiere el slogan suelen ir engarzados en un anillo. Y los anillos tienen muchas posibilidades de ser extraviadoso robados.
Por eso es interesante el concepto de «piercing» aplicado a los anillos de compromiso. Puede que no sean para siempre, pero al menos nos aseguramos de que se mantengan unidos al dedo mientras su propietaria o propetario lo desee.
El de la foto de portada es una pasada, de hecho es el único que me gusta. Pero… ¿cómo coño puede ponerse eso?
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