Tremendo el desafío que se le ha planteado a este espécimen de Tyrannosaurus Rex.
Un ejemplar afortunado, dotado de 65 millones de años de evolución extra, que ha querido demostrar su supremacía compitiendo con humanos en el duro circuito del programa de TV American Ninja Warrior.
Por desgracia, dos problemitas han evitado que esta bestia parda haya completado la proeza al 100%: sus 6 toneladas de peso, y esos ridículos bracitos que, tantos milenios después, siguen siendo insuficientes para realizar con suficiencia algunas de las pruebas que este reto le plantea.
Un espectáculo de primer orden que, todo hay que decirlo, nos ha defraudado debido al fair play exhibido por el protagonista.
Un final más adecuado, desde el punto de vista del televidente, hubiera sido un correcalles vertiginoso devorando a unas decenas de espectadores, pero hay que rendirse a la evidencia: ya no quedan T-Rex como los de antes.
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