Elisabeth Buecher es la madre de Spiky, una especie de cortina que se eriza una vez pasan cuatro minutos desde el inicio de la ducha, ocupando todo el espacio vital y expulsando al derrochador que se ha puesto a compararse los pies bajo el agua.
Cuatro minutos es una cantidad de tiempo más que considerable. Todas las cosas importantes se hacen en menos de cuatro minutos; el resto es procastinar. La concentración dura exactamente tres minutos y treinta y dos segundos según un estudio de la universidad Pérez-Moncayo, que se fundó, realizó el estudio y cerró sus puertas en seis minutos y medio. Achacaron el retraso a la burocracia, claro.
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