Hay tantas razones por las que no se deberían usar zapatos de tacón que acaba siendo coherente que todo el mundo los use. Quizás una de las razones sea que permiten hacer diseños un poco más locos que los de los zapatos estándar y esa razón, pues bueno, devora a sus enemigos. Porque, como siempre, cuando algo mola no hay argumento en contra que se sostenga.
Un ejemplo de esto son los Polypodis de Kermit Tesoro, unos zapatos provenientes de un pacto oscuro que el propio Kermit realizó en una biblioteca subterránea llena de conocimientos arcanos, subido a un púlpito, ante un álbum de cromos de la Liga 91-92.
Pronunció las palabras acordes al ritual y luego las repitió añadiendo un puente, un estribillo y una estrofa que, a su parecer, era necesaria para hacer llegar el mensaje al gran público (cosas de diseñadores). Al final se abrió un portal dimensional y de él surgió un horror cósmico lleno de tentáculos y bubones vaporosos. Olía a chiringuito. El horror dio a Kermit los zapatos y dijo algo en un idioma extraño incluso para el propio horror, que no parecía entenderse y terminaba cada frase escupiendo al suelo. Acto seguido, desapareció dejando tras de sí un puñado de arena y un trozo de piel muerta.
También cabe la posibilidad de que Kermit haya diseñado los Polypodis en su habitación copiando un pulpo con papel cebolla mientras se comía la goma de borrar. No importa: sea cual sea el método el resultado merece la pena.
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