Tiene cierto sentido que la propuesta haya surgido de un grupo de estudiantes de unos 15 años. Se presentaban a los TeenTech Awards, que premian las mejores ideas de adolescentes relacionadas con la tecnología. Estos chicos han buscado una solución a uno de los problemas que más les ocupan y preocupan: todo lo relacionado con las relaciones sexuales.
Han dejado de lado «el tema» principal (el conseguir tener esas relaciones) para ir un poco más allá e imaginar una solución a uno de los efectos colaterales que pueden sufrir el día que lo consigan: el riesgo de contraer una ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual).
Su propuesta son unos condones «inteligentes» impregnados de unas moléculas que reaccionan al entrar en contacto con las bacterias y virus asociadas a esas enfermedades, cambiando de color automáticamente. El diagnóstico es completo ya que asignan un color concreto a cada enfermedad: verde para chlamydia, amarillo para herpes, púrpura para papilloma, azul para sífilis…
No lo apuntan pero yo sugiero que, si el preservatino no detecta ninguna enfermedad, adquiera directamente el color rosa, y con sabor a fresa. Y si cuela, cuela.
Es un proyecto que no sabemos si llegará a hacerse realidad, pero Musaz Nawaz, Daanyaal Ali y Chirag Shah se han ganado brillantemente este premio.
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