Reconozco que lo de abrir puertas mediante las huellas dactilares es hermoso porque suena a ciencia ficción clásica y sí, también reconozco que es cómodo porque es difícil dejarte los dedos dentro de casa. A no ser que seas un mafioso y te mutiles y envíes los dedos en cajitas para mandarte un mensaje amenazador: «compra pan del bueno.»
Por otra parte, si no hay llaves tampoco hay llaveros de la virgen del Rocío, de esos que les pasas el dedo con saliva y aparece una muchacha desnuda que casi seguro no es la virgen en cuestión (en serio, eso sí es un inventaco). Me refiero a que las huellas dactilares están bien y serán necesarias, pero no matemos a las llaves.
El picaporte Ola es tradicional en su aspecto y moderno en su concepción, con un lector de huellas digitales que te permite hacer el gesto de abrir e incluso pelearte con él si has llegado borracho a casa, que es gran parte del encanto de los picaportes.
Visto en Microsiervos