Los soldados imperiales también veranean y se cuecen al sol en planetas que son playas llenas de chiringuitos y seres alienígenas que huelen a crema solar y presumen de limpieza bucal. La arena cubre estos planetas, pero hay zonas despejadas en las que se puede ver el verdadero suelo del planeta: una alfombra de cáscaras de pipa.
Pues bien, en este lugar los soldados y sus hijos juegan a ser soldados. Es más, los soldados juegan a ser soldados y juegan a que aciertan el disparo. Cuando esto sucede lloran de la emoción e incluso sufren una crisis nerviosa; por suerte, el imperio tiene a todo un equipo de psicoanalistas afincado en cada playa. No dan abasto.
Mientras los padres cuentan sus problemas a un desconocido que cobra por problema resuelto, sus hijos juegan. ¿Y con qué juegan? Exacto: con una pelota de playa de la Estrella de la Muerte con LEDs que reaccionan a cada golpe. ¿Quién les da esa pelota? ¿Desconocidos con gabardina en la puerta del colegio? No, es el propio imperio, que no pierde la oportunidad de educar a los vástagos con todo tipo de merchandising imperial. Las nuevas generaciones aprenden la estructura de la Estrella de la Muerte sin haberla visitado. Y es por eso que luego hacen una defensa de ella sin fisuras, perfecta. Unos auténticos profesionales.
Visto en Laughing Squid
