La relación del ser humano con las setas siempre ha sido complicada: es posible encontrar una sabrosa y jugosa, pero normalmente o es venenosa o te hace ver elefantes surcando el cielo en bicicleta mientras cantan una marcha fúnebre. No pocas parrillas han acabado con comensales dándose un baño en una piscina sin agua, invocando a Chtulhu mediante el sacrificio de una salchicha o simplemente riendo mientras se acarician el pelo.
La relación del ser humano con las setas siempre ha sido complicada, pero no para Phil Ross. Este artista hace crecer hongos en cualquier sitio, los modifica, los cuida, les enseña el camino por el que crecer y los convierte en mobiliario útil. Sus sillas son quizás lo más representativo, pero en su blog podréis ver bloques de hongos que pretende usar como materiales de construcción para edificios.
Así que sí, es probable que en el futuro podamos vivir en lugares comestibles. Eso simplificaría las hipotecas; todos los meses tendrías que sacrificar un ala de tu casa para dar un banquete a los banqueros, sí, pero por lo menos sabes exactamente lo que debes: ese ala.
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