Silla impregnada de aura maléfica

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La silla Coppelius de Yaara Derkel es todo lo maligna que una silla puede ser sin dejar de ser una silla. Es decir, una silla que no te deje sentarte en ella es evidentemente maligna, pero también pierde su funcionalidad como silla y se queda en un conjunto de madera que te evita, lo que viene a ser un Pinocho reaccionando ante un fumador.

Nada de eso: uno se puede sentar en la silla Coppelius y sentir su aura de maldad; al momento escuchará voces en su cabeza que no pertenecerán a ningún grupo de Whatsapp (aunque manden bailarinas al cerebro) y le harán sugerencias malignas como ir a una estación de trenes y abrazar a las parejas que ya se estén abrazando para cortarles su emotiva despedida. Estamos hablando de voces muy, muy malas.

Lo peor de la silla Coppelius es que, cuando no es maligna, es terriblemente fea. Lo podéis comprobar en la fotografía. De hecho, tener esa silla en casa ya denota una clara inclinación por el mal gusto, y de ahí a intentar conquistar el mundo hay un paso.

Visto en Design Boom

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