Por alguna razón incomprensible debe de haber personas en este mundo que prefieran ser confundidas con Optimus Prime o con un Decepticon. Elegir una cara de camión sugiere la posibilidad de que uno ya tenga cara de vehículo (o de cualquier medio de transporte) que pretenda ocultar o subir de estatus. Cara de Mobilette o de canoa, quizás.
Con la gorra de los Decepticons la cosa cambia porque por lo menos esos vehículos tienen una maldad intrínseca, como de pandilleros de polígono, y eso, bueno, impone un poco más (pero muy poco). Ir de camión por la vida sólo informa a la gente de que probablemente tengas calendarios de Playboy en la habitación.
Se me hace difícil elegir porque no sé conducir. Pero si algún amigo decide comprarse una le liaré los cigarrillos, manejaré la música y le daré conversación. En esto de la conducción siempre soy el imprescindible secundario.
Visto en Fashionably Geek