Por fin es tu turno de acostarte sobre el gato

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Hace unos días vimos el tremendo Sofá Oso al que, vale, los cojines no hacían justicia, pero salía bien parado y podía producir algo parecido al cariño. Este enorme puf felino (por llamarlo de alguna forma) no parece que vaya a producir nada semejante. No sé si es por la fotografía o por la propia posición del gato, que parece estar tirado sin intención de hacer movimiento alguno. Vamos, que es realista.

Es el típico sofá que un director inglés usaría en una película de mediados de los noventa, rodeada de gente de resaca, algún cadáver y dos o tres ratas todavía con la fiesta en el cuerpo tras probar queso clandestino ofrecido por una rata con gabardina que luego resulta ser de la policía secreta y detiene a las ratas, pero éstas se las arreglan para robarle la gabardina (porque es realmente cool) y la película da un giro y pasa a explicar la historia del policía, que resulta ser un exhibicionista que se ha quedado sin su herramienta de trabajo y lo intenta con otras ropas produciendo situaciones hilarantes pero que no le terminan de llenar. Lo echan del trabajo. Se emborracha y frecuenta lugares sórdidos. Al final se enamora. Y descubre que la gabardina no era importante, sino el hecho de mostrarse al mundo desnudo. Y entonces también descubre que es una rata, lo cual le desconcierta un poco, pero logra sobreponerse porque ya van dos horas de película y la cosa no da para más.

Visto en Incredible Things