De acuerdo: una lámpara que simula un balón nunca va a durar mucho. Sea el balón que sea del deporte que sea. En este caso estamos hablando de un balón de baloncesto y la lámpara simula una canasta. Bien. Apliquemos ahora la Ley EIPA (Es Idiota Pero Amigo), que establece que de cada cinco amigos uno es absolutamente imbécil.
El amigo imbécil no caerá a la primera. De hecho, posiblemente admire la lámpara la primera vez que la vez y no le dé mucha importancia. Se centrará en otras cosas (admirar los picaportes, por ejemplo). La segunda vez que el amigo imbécil vea la lámpara la tocará y recibirá el primer aviso: «no toques la lámpara». Asentirá, murmurará algo como «perdona, tío, es que me perturba» y pasará a sus quehaceres habituales. La tercera vez será completamente diferente, porque el amigo imbécil irá un poco bebido (siempre que el amigo imbécil se emborracha acaba en casa ajena) y entonces ya no habrá tiempo para avisos: abrirás la puerta de casa, encenderás la luz, el amigo imbécil pasará a tu lado como una exhalación, agarrará la lámpara de un salto, la sacará de su sitio, la estrellará contra el suelo y gritará «¡Michael Jordan!» porque es el único nombre que conoce relacionado con el baloncesto. Y ese será el ineludible fin de esta lámpara.
Si así y todo necesitáis una, preguntad a Andrey Privalov, inocente artífice de esta bomba de relojería.
Visto en Neatorama
Jajaja, me mató lo de la Ley EIPA
¡Michael Jordan!, Andrey Privalov se va a forrar
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