«Pocas experiencias tan gratificantes como hacer uso de una crueldad tan inusitada como gratuita», eso es lo que parece decirnos el plato de sushi con tiburón hambriento. Podría ser su eslogan. Porque es en el interior de las fauces del tiburón donde debemos depositar la salsa y, así, cada vez que queramos echarnos el sushi a la boca deberemos pasearlo hasta la garganta del tiburón y sacarlo mientras contemplamos cómo se le humedecen los ojos y gime de impotencia (vale, eso me lo he inventado, pero deberían incorporarlo).
El plato ha sido diseñado por Avigayil, una bióloga aficionada a la cerámica y no tengo claro si los artículos son sólo de exposición o si están a la venta. De todas formas, está claro que después de un par de usos el tiburón acabará siendo usado de florero o cenicero para demostrar la misma crueldad de antes sin necesidad de cocinar.
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